Por fin la Real Academia de la Lengua ha publicado la nueva edición de su diccionario, en la que esperábamos la modificación de la definición de autismo, tal y como prometieron tras la campaña iniciada por Inma Cardona y Acciones contra los Mitos del Autismo en 2009... y ¡oh (desagradable) sorpresa! han actualizado la definición de autismo en el sentido en que se les propuso, pero también han añadido una nueva acepción al significado de "autista":


"Encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad", ¡pero qué demonios! así que entienden que su anterior definición de autismo no era acorde a la realidad de las personas con este trastorno, ¿y añaden este significado infame?
Teniéndolo en cuenta, resultaría ser la RAE autista, más que cualquier persona dentro del trastorno, puesto que conscientemente se aleja de la realidad de este colectivo. Pero como es totalmente inaceptable este significado, mejor diremos que la RAE es insensible, impasible, indiferente, alienada, indolente, displicente o desabrida. Y no ofenderíamos a ningún colectivo.

Después de un intercambio de impresiones a través de Twitter, en el que se intentan justificar y del que se ve una muestra en la imagen, hemos iniciado una campaña para solicitar a la RAE que eliminen ese significado ofensivo e hiriente.
Para ello, hemos creado en Change.org una petición para que la RAE retire la nueva acepción que le ha dado al término autista. Además hemos creado un nuevo perfil de Facebook para ir concentrando todas las iniciativas que llevemos a cabo, se llama Marea Azul Tea y representa a las familias, profesionales o cualquier persona relacionada con el autismo que quiera sumarse a esta iniciativa. Busca este perfil si quieres seguir la información actualizada respecto a esta iniciativa.

El texto con el que solicitamos la adhesión a la recogida de firmas explica con claridad la cuestión:

Que la Real Academia de la Lengua cambie el significado de la palabra “autista” en el Diccionario RAE.

En el año 2009, pedimos a la RAE que cambiase el significado del término “autismo”. Tras el envío masivo de cartas por parte de familias y profesionales, la RAE no tuvo más remedio que aceptar que la definición era obsoleta y debía ser cambiada. Nos pidieron paciencia: han sido 5 años de espera. Acaba de salir la nueva edición impresa. El término “autismo” ha cambiado su definición, tal como prometieron. Sin embargo también han cambiado sorpresivamente el término “autista”. En la nueva edición no lo mantienen como "Dicho de una persona: afecta de autismo", sino que han añadido una acepción en su sentido más peyorativo y que forma parte de los mitos que tanto insistimos en combatir para hacer desaparecer.
Han cambiado el "afecta" por "padecer autismo", dejándolo al nivel de enfermedad... pero lo peor es que definen en el punto 3: "Persona encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad".

Durante estos cinco años, hemos tenido que enviar cientos de escritos a líderes de opinión que de forma abusiva usan los términos “autismo” o “autista” para descalificar. Leemos en los medios de comunicación o escuchamos en boca de políticos «gobierno autista» o «fulanito es autista» cuando quieren expresar que ese gobierno o esa persona no cumple con su trabajo, no escucha, no se entera de la realidad, no muestra empatía con los problemas, es incapaz de ofrecer soluciones o carece de sentimientos. Quienes convivimos con el autismo estamos cansados del uso lingüístico asociado a connotaciones negativas porque se parte de mitos e informaciones falsas como que las personas con autismo no pueden interactuar o comunicarse, viven en su mundo, son incapaces de sentir, etc.

Acaban de dar carta blanca al uso de “autista” para descalificar, para usarlo como insulto, escudándose en el significado que le otorga el nuevo diccionario de RAE. Ya se pueden imaginar la respuesta a cualquier petición de no usar el autismo con connotaciones peyorativas: “lo pone en el DRAE”.

Ayúdanos a conseguir que la RAE rectifique y que mantenga su anterior significado de “autista”.

Puedes firmar aquí


Hace dos años escribí este post: Tal día como hoy.
Y ya suman cinco. Cinco años. Lo pienso y es extraña la sensación de que a veces parezca que ha pasado poco tiempo poco, y otra, lo perciba como algo tan lejano.
Pero mientras, sumo y sigo, y de eso trata la vida.

Tras el diagnóstico (según sea el caso), te espera ese "año malo", el de los tratamientos conocidos: quimioterapia, cirugía, radioterapia. Pero, ¿y después? Después, al margen de la reconstrucción, cinco años es la previsión del tratamiento posterior a la eliminación del tumor, la estimación de la posibilidad de recaídas significativas, el horizonte de la seguridad que depositas en una pastilla diaria.
Hoy he abierto mi último bote de esas pastillas. 

Yo celebro ese quinto aniversario, con la alegría de haber superado el período de riesgo, pero también con la sensación de estar a punto de caminar por la cuerda floja sin red. Por eso es importante contar con una buena pértiga para compensar el desequilibrio. La mía es poderosa: el apoyo de los míos, un excepcional equipo médico y mi determinación de seguir caminando.

Es mi modo de vivir "la vie en rose"...





Hay un blog fantástico, muy recomendable, que se llama "Si no me conoces, ¿por qué me sonríes?". Este título, como explica su autora, Araceli Arellano, se refiere a esas sonrisas de conmiseración, las que acompañan a las miradas al "pobrecito niño". Comparto esta visión, y en general todos los planteamientos que hace Araceli, su mirada sobre la discapacidad desprovista del carácter asistencialista, su visión de las personas y no de sus etiquetas, y recomiendo la lectura de su blog.

Sin embargo, yo soy de las que ve a una persona con diversidad funcional en el día a día (en el suyo, en el mío), y no puedo evitar sonreir (dentro de otro subgrupo que Araceli también considera).

Sonrío porque si me cruzo con una persona con diversidad funcional que va sola por la calle, realiza un trabajo o participa en una actividad, pienso en los retos que ha superado, en su autoconfianza (cuando muchos piensan que no va a poder), en el esfuerzo añadido, en las barreras mentales que muchos padres debemos saltar para soltar de la mano a nuestros hijos.

Sonrío de satisfacción al pensar que esa persona camina abriéndose camino en el lugar que le corresponde y seguramente abriendo camino a otras personas con diversidad que vendrán detrás, ese camino que es el mismo que el de cualquier otro, aunque algunos intenten quemar puentes en lugar de tenderlos,

Sonrío no solo a la persona en cuestión, sonrío al mundo entero, como quien supera un desafío y siente que el reto le ha hecho crecer.

Sonrío porque, aunque no te conozca, me siento orgullosa de ti.

Sonrío porque cada sonrisa de orgullo compensa al menos tres sonrisas condescendientes.

Sonrío porque es la muestra de que que la inclusión está ahí, sólo hay que dejarla ser para que florezca, para que todos podamos llevar una vida plena.

Sonrío.